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Cuando respiramos, también inhalamos los microorganismos presentes en el aire. En condiciones normales, estos microorganismos son eliminados por los mecanismos de defensa del organismo, pero a veces, estos mecanismos son insuficientes, ya sea por una alteración de la inmunidad, por una excesiva cantidad de gérmenes en el aire, o por una alta virulencia de dichos gérmenes, y se produce una infección que se puede manifestar en forma de gripe, faringitis, bronquitis, etc.

Además de los gérmenes, el aparato respiratorio también puede verse afectado por alergenos produciéndose rinitis alérgica, asma, etc. y por la contaminación ambiental.

 El propóleo es una sustancia resinosa que las abejas obtienen de las yemas de los árboles y de algunos vegetales y que luego en la colmena terminan de procesar ellas mismas. Las abejas lo utilizan para recubrir las paredes de la colmena con el fin de combatir las bacterias, virus y hongos que puedan afectarla. Contiene materias colorantes, los flavonoides, como la galangina, que son las más activas en su función antiséptica. El propóleo (o própolis) es antibacteriano, antiviral, inmunoestimulante, antiinflamatorio, cicatrizante y ligeramente analgésico. Aunque también tiene notables aplicaciones por vía tópica, se ha consumido tradicionalmente por vía oral para el tratamiento de gripes, resfriados, afecciones de las vías respiratorias altas y bucales y diversos tipos de infecciones. No es aconsejable tomarlo en casos de asma bronquial alérgica ya que puede empeorar los síntomas.

Indicado en los siguientes casos: